viernes, 19 de noviembre de 2010

EL MAR EN EL CENTRO DE OVIEDO

Hace 20 años nació La mar del medio, uno de los mejores restaurantes ovetenses donde comer pescado y marisco tan fresco como el que puedes encontrar en cualquier pueblo de la costa asturiana. Está situado en una de las múltiples calles empedradas del casco antiguo de Oviedo, a escasos metros de la catedral.


Si recorres la zona cuando cae el sol puede pasar inadvertido debido a los múltiples pubs y bares que encontramos a su alrededor, a pesar de ello el lugar resulta muy silencioso y tranquilo. Su fachada tampoco llama la atención pues se asemeja a cualquiera de las casas que podemos encontrar por estas calles de la ciudad. Sin embargo, una vez en el interior te llevas una grata sorpresa. Nada mas entrar, sobre sus paredes de madera encontramos múltiples fotos de personalidades que han acudido al local y si alzamos la vista hallamos la barra del restaurante que está formada por la mitad de la cubierta de un barco, todo ello decorado al estilo marinero.



No tiene demasiadas mesas por lo que es preferible reservar antes. Yo siempre pido la que esta en la esquina al lado de la ventana ya que es la más intima y tranquila. La carta del restaurante está escrita a mano y en ella puedes encontrar ensaladas templadas y una gran variedad de pescados del cantábrico como pixin (o lo q es lo mismo rape), merluza, besugo, calamares… Los cocinan siguiendo diversos estilos, aunque yo aconsejo probarlos a la plancha con un poco de ajo y aceite pues así percibimos el gran sabor del pescado. Para acortar la espera del plato suelen ofrecer un aperitivo de paté de cabracho con unas tostadas de pan.
Aconsejo acompañar la comida con un vino blanco bien frío de la variada carta que ofrecen.
Aunque no sea acorde con el nombre, este restaurante también es famoso por sus carnes. Tienen menor variedad pero según he oído nunca deja insatisfecho.
Para ponerle un punto dulce a la cena nos ofrecen un surtido de postres típicos de Oviedo como el helado de turrón de Diego Verdú o el milhojas de Camilo de Blas. El café lo hacen a la forma tradicional sin cafetera y te lo sirven en una jarra separado de la leche para tomarlo al gusto. Para finalizar aconsejo pedir un chupito de patxaran, para mi uno de los mejores que he probado.
Aunque no es un sitio demasiado económico, merece la pena acudir de vez en cuando porque la relación calidad precio es insuperable, al igual que la amabilidad de sus dueños.




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